Los alumnos de 3º ESO han creado varios poemas y los han recitado en una interpretación en clase de Literatura, haciéndose pasar por juglares medievales, acompañándose de música y malabares. Os presentamos algunos de los romances, jarchas y otros poemas de carácter medieval que han inventado:
Siete leguas ya he andado.
Mas mi sed no va a cesar.
Cansado no tengo el cuerpo,
pues mi sed es de cantar.
Tanto canto que mi lengua
Ya perdió por hoy su hablar.
Y con mi caballo y laúd,
Voy rondando esta ciudad.
Dinero en llamas perdí.
Mas este no podrá arder.
Por mis propios ojos veo
Que no debo vender
Esta actuación sin igual
A todo aquel que quiera ver.
Mas tan barato yo no soy.
Pues cerveza querré beber
Y como buenos juglares
Lo nuestro es entretener.
Para la actuación,
Jugaremos a un juego:
El cantara una canción
Vosotros haréis relevos.
Si al la canción terminar
La pelota no va a estar
La derrota deberéis aceptar.
(Canción):
Mi imperio el más grande fue.
Mis riquezas son lo que quedan.
En gran muerte acabé.
Mis familiares me llevan.
M. L. y M. S.
Ayer fui a recolectar
En un limpio y verde prado
Manzanas, peras e higos;
Era un día soleado.
Por la tarde había fiestas.
Estaba muy entusiasmado.
Dejo las frutas en casa,
No pienso volver temprano.
Llego a la plaza contento.
La gente ya había llegado.
Entonces fue cuando te vi.
Feliz, cantando y bailando.
No te pude ver la cara.
Pues el antifaz dorado
Que llevabas en el rostro
Bien que te había ocultado.
Otro baile comenzaba.
Entonces fui a tu lado
“¿Me concedes este baile?”
Yo te había preguntado.
Me dices que sí quieres.
Y aquella noche pasamos.
Y aunque no te vi tu rostro.
Mucho ambos nos gustamos.
Te quitaste ya tu máscara.
La fiesta había terminado.
Me dejaste ver qué eras
La princesa del poblado.
Pues no fue tu gran riqueza
Lo que me había enamorado,
Sino cómo me mirabas
Mientras estábamos bailando.
D. S. C.
Mientras vamos caminado
Vemos a gente arando.
Les hacemos parar
Para que nos vean cantar.
Los espectadores se divierten escuchando
Mientras las noticias les vamos rimando.
Hacemos espectáculos de malabares
Y bailamos y bailamos,
Pues somos juglares.
I. A. B.
Tan larga es la espera
Si mi amado va fuera
Que por más que quiera
No haré que esta muera.
Y aunque ponga más velas
O a Dios más quiera
No matará mil fieras
Ni cruzará las tierras.
Tan solo esperaré nuevas
De su pasión plena
Por quien con él sueña
Como esta cordobesa.
C. C. G. y L. C. A.
Caminaba yo por las calles medievales.
Veía a los juglares haciendo malabares.
En la plaza del pueblo, una bella dama
Iba con sus hijos a pasar la mañana.
Su hermoso cabello rubio
Brillaba como sol en la orilla del Danubio.
Su mirada era como una espada.
Se clavaba y se clavaba en mi mirada.
Para llamar su atención
Recité este poema al ritmo de canción.
Se dio cuenta y empezó a cantar
Cantares de juglaría riendo sin parar.
Las nubes en el cielo empezaron a pintar
Lo que la bella dama comenzó a cantar.
Esa misma noche sin poder descansar
Yo soñaba con volver… Volverla a encontrar.
C. R. R. y P. A. C.
Y encuentran un lugar muy hermoso:
un monasterio, cerca de un cementerio
de oscuros muros cerrados.
No es loco ni malvado
el caballero que en el monasterio
entra para a rezar a Dios,
mientras la joven observa su caballo.
Cuando termina de rezar
se acerca un monje muy viejo,
le suplica amablemente que lo informe
sobre aquello que desconoce,
y el viejo habla de un cementerio:
«Llevadme allí, que Dios os ayude».
«Con todo gusto, señor» responde el monje.
El caballero corre y entra
y observa las bellas tumbas:
hermosas letras sobre cada una,
nombres de los que se perdieron.
El caballero lee las letras:
«Aquí se perdió, Javier
aquí Luis, aquí Ivan».
D. A. B., M. V. D. y M. M. A.
Mi amada de cara alegre.
Tú, la reina de mis días.
Mi amiga más sincera.
Mi amante, mi único amor.
Mi humilde corazón,
Mi fe, mi religión.
Mi sol,m i luna, mis estrellas.
La más bella de las bellas.
Mi tranquila primavera.
La luz que alumbra mi tierra.
Mi flor, mi rosa de cristal,
Mi buena diosa celestial.
Mujer de hermosos cabellos,
Amada de ojos peligrosos.
Cantará tus virtudes siempre
Este amante de corazón ardiente.
J. R. S. y L. M. F.
En este mundo que vivo
quiero bondad e igualdad,
todo el mundo es unánime,
a todos hay que cuidar.
La soledad me ahoga
y de ella quiero escapar.
En este mundo que vivo
quiero correr y gritar,
cansado del mundo estoy
¿justicia, le harás pagar?
Justicia para mi padre
que trabaja sin cesar
noche y día sin descanso
para su familia cuidar.
Justicia para mi madre
pues se la fueron a llevar
lejos de su familia
a un lúgubre lugar.
Justicia para mi hermano
navegante de la mar
perdido en aguas lejanas
ya no lo puedo esperar.
Justicia para mi amigo
al igual que yo juglar
que en las calles humillado
lo encontré sin respirar.
Y yo juglar que viajo
te traigo este cantar
que todo el mundo lo escuche
pues lo quiero hacer sonar.
M. B. M.
Don Rodrigo el alcohólico,
un hombre amoroso,
se enamora de una chica
siendo su amor doloroso.
Al no ser correspondido,
comienza un plan ingenioso.
Pues debía enamorarla
Y a su familia presentarla
Él, un hombre adinerado,
y un tanto poderoso,
Invita a la dama a palacio
con objetivo morboso.
Esta acude sin dudar
para una venganza proclamar.
Con cuidado ha de actuar
y no sospechas levantar.
Pese a su pasado negar,
él nunca dejará de amar.
Por la rivalidad familiar
los dos se deberían odiar.
Pero él se preguntaba
por su delicado pasado
“¿Como se provocó esta guerra
que con sangre había acabado?”
Navegando por el mar
Dos barcos se toparon.
El barco de Don Juan
Avispado debía estar.
Y por ello el capitán
Con su catalejo debía observar
De quien se trataba el rival
Pues su enemigo principal
Quien era el capitán
Con su vida quería acabar.
El barco de Julián
Su objetivo debía alcanzar,
Y con la vida de don juan
debían terminar.
La sangre se derramó
A la vista de la dama
Y en sus brazos cayó
Un alma desconsolada.
La dama, una joven
Que la muerte de su padre lloraba
Se propuso una venganza
Que al final fue ejecutada.
La dama vengativa
Aprovecha que don Rodrigo estaba enamorado
Y termina con su vida
Cumpliendo la promesa del pasado
N. C. S.
Una mañana brillante
Paseando por la calle
conocí yo a mi amante.
Su cabello era azabache.
Sus ojos verde esmeralda.
Su piel, color chocolate.
Y sus mejillas, sonrosadas.
El amor ya me encontró
Y nunca ya me abandonó.
M. E. H.
Estaba yo caminando
una mañana temprano
con mi cesta recorriendo
aquel campo floreado.
Cuando yo te vi llegando
recordé ese momento
en el que tú y yo bailamos
sobre arena en el desierto.
Entonces te vi sonreír
Y eche a correr hacia ti
me inundaron los recuerdos
de la primera vez que te vi.
Lo primero que observé
fue tu piel sabor a miel
bajo la brillante luna
yo temblando te besé.
P. P. V. y P. R. P.
Iba el rey caminando por la Castilla
Viniendo de una sencilla cacería
Por sorpresa una princesa le detendría
Y sin esperarlo la muerte le causaría.
Un problema sucesorio se avecina
¿quién sería futuro rey de castilla?
Dos posibles opciones había
Y solo uno de ambos lo sería.
Cada noble castellano a un bando apoyaba
Mientras que una guerra se aproximaba.
Si en la guerra nadie gobernaba
El futuro de Castilla acabado estaba.
Justo unos días antes de la batalla
Se decidió el sucesor de la corona
Para salvar la guerra que llega
De su rival, la corona de Borgoña.
Yo estaba junto a los nobles
Viendo la batalla desde la altura
Para estar a salvo de los peligros
que mientras estas en batalla perduran
Desde aquel lugar era capaz de ver todo
Los padres que no volverían a ver a su hija,
los verdes campos que se teñían de rojo
Y los prados que se cubrían de piedras sin vida.
A día de hoy me pregunto
Para qué sirve la guerra:
Para hacerse dueño del mundo
O para acabar tendido en la tierra.
Haciendo una recapacitación minuciosa
Me doy cuenta de una cosa:
El mundo está lleno de gente avariciosa
Que sacrifica sus bienes por el poder y la gloria.
R. M. I. y R. M. A.
Un día te vi y no te pude dejar.
solo pensaba en ti:
no pensaba en nadie más.
Llevabas rota vestimenta
Y esto me hacía preguntar
¿por qué llevaría yo
Algodón, plumas de más?
El día en que te vi
tú trabajando estabas.
Cuidabas toda la tierra,
Y tu cuerpo se cansaba.
Rápido pregunté
Por qué segando tú estabas
Mi campo y yo paseando.
El día en que te vi comiendo,
Cereales, poco pan…
Yo estaba un banquete oliendo
De carne y de buen manjar.
Ellos nunca entenderán
por qué yo me he de fijar
En tu distinta clase social.
El día que te vi
con tus condiscípulos reías.
Una buena reverencia
hacia mí dirigías.
Y yo sintiendo por ti
Lo que el mundo no sabía.
S. M. G., W. J. e I. P. G.