El pasado viernes se cumplió un siglo de la muerte de Arturo Soria y Mata, las limitaciones impuestas por la situación excepcional que estamos viviendo a causa de la pandemia de la Covid-19, ha provocado que las administraciones pospongan sine die la justa conmemoración del arquitecto al que la ciudad de Madrid debe su Ciudad Lineal, un proyecto de urbanismo diferente a las ideas de “Gran ciudad” que corrían por todo el mundo.
Uno de los efectos más importantes y menos estudiados de la Revolución Industrial fue el proceso de concentración de la población en las ciudades. Las mejoras impuestas desde Gran Bretaña en la agricultura supusieron la llegada de numerosas personas desempleadas del campo español a las ciudades en busca de trabajo, que poco a poco se habían ido industrializando durante el siglo XIX como el resto de países europeos.

En mayo de 1882 Arturo Soria publicó un artículo en el periódico el Progreso que ponía las bases de su proyecto: “El tipo de ciudad casi perfecta sería aquella extendida a lo largo de una sola vía, en un ancho de 500 metros y que llegara si fuese necesario de Cádiz a San Petersburgo, de Pekín a Bruselas.” En su vía se localizarías las infraestructuras necesarias (ferrocarriles, tranvías, parques, jardines, etc.) y el conjunto de servicios mínimos (edificios para los diferentes servicios municipales). Rodeando al eje central, se establecerían diferentes tipologías de viviendas, desde hoteles ostentosos hasta casas sencillas para los obreros que trabajasen en las fábricas.

La Ciudad Lineal de Arturo Soria hecho andar con la fundación en 1894 de la sociedad Compañía Madrileña de Urbanización que compró los terrenos colindantes de la línea ferroviaria de la circunvalación de Madrid.
El proyecto inicial consistía en construir una calle que uniese Pozuelo de Alarcón con Fuencarral, y tendría una longitud de 48 kilómetros. Sin embargo, sólo se llevó a cabo una cuarta parte del proyecto, la vía unió la carretera de Aragón (la actual calle Alcalá esquina con la reciente renombrada Avenida de e la Institución Libre de Enseñanza) y el Pinar de Chamartín.
El proyecto de Arturo Soria consiguió crear un sistema diferente que acabó e con la especulación urbanística en la capital y la falta de vivienda para la clase obrera. No obstante, la especulación ha destruido casi por completo el proyecto, del que sólo queda su vía central, renombrada recientemente como calle Arturo Soria y que hasta los años sesenta del siglo pasado era recorrida por un tranvía. En su tramo final se construyó una parada de metro: Ciudad Lineal (Línea 5). Y respecto a las construcciones, la burbuja urbanística de finales de siglo pasado acabó demoliendo las edificaciones para construir otras más costosas.
Como no está lejos de nuestro colegio, desde el Departamento de Ciencias Sociales os invitamos a descubrir la zona.