La mujer en la música

Desde épocas antiguas la mujer ha tenido el rol de ama de casa, su papel era secundario e incluso se las catalogaba de brujas si no actuaban de forma sumisa. Esto ha causado que el papel de la mujer en la música a lo largo de la historia haya sido un tema desconocido durante mucho tiempo. 

Casi todos nosotros podríamos nombrar a un compositor de música clásica si alguien nos preguntara, por ejemplo Bach, Vivaldi, Beethoven o Mozart, pero si preguntaran por el nombre de una compositora, ¿sabríamos contestar?. Probablemente no, ya que en nuestra sociedad la mujer siempre se ha encontrado en segundo plano en todas las artes, incluyendo la música.

Así, haciendo un recorrido a lo largo de la historia, podemos destacar el rol jugado por las mujeres en claustros religiosos en la Edad Media, ya que numerosas obras fueron compuestas por mujeres dentro de ellos, sin embargo, tenían que ser firmadas con pseudónimos masculinos, como el nombre de un hermano o amigo, o estar bajo la identidad de un autor anónimo.

La gran mayoría de las mujeres aceptaron esta forma de vida de manera sumisa, obediente y con miedo; pero, algunas se rebelaron y lucharon por obtener la igualdad, lo que, en muchas ocasiones, les costó la vida, ya que se les acusaba de brujas o de ir contra de la ley. Aquellas mujeres que, a pesar de todo continuaron luchando, fueron un pilar importante en la historia de la mujer.

A pesar de ello, en cuanto al papel que han jugado las mujeres en la música, existe un gran número de mujeres que han destacado en los caminos de la historia; de esta manera tenemos compositoras e intérpretes que, debido a la necesidad de encontrar un medio laboral, crearon espacios para poder desarrollar su talento interpretativo, lo cual dio origen a las orquestas femeninas, dirigidas por mujeres.

L. P. 3º Secundaria A

Clara Schumann

 

 

 

 

Clara Wieck nació el 13 de septiembre de 1819. Fue una pianista y compositora alemana. Dio su primer concierto importante cuando tenía 9 años en el conservatorio de Lezpig, su ciudad natal. Poco después conoció al que sería su futuro marido, el compositor Robert Schumann, pero el casarse no hizo que dejara de componer para dedicarse solamente a ser ama de casa. Siguió haciendo lo que le apasionaba tras contraer matrimonio, cosa que no era habitual.  Clara, nunca dejó de luchar por la música en un mundo donde las mujeres solo eran bien vistas si eran amas de casa. No dejemos ahora de hacer lo que se empezó a realizar hace tiempo con el fin de llegar a tener un mundo en el que hombres y mujeres sean tratados por igual.

P. C. 3º Secundaria A

Anna Pavlova

Era una niña prematura y se sentía enferma regularmente, por lo que la enviaron a la aldea de Ligovo, donde su abuela la cuidó.

La pasión de Pávlova por el arte del ballet se inició cuando su madre la llevó a una representación de La bella durmiente en el Teatro Mariinski. El espectáculo la impresionó tanto que cuando tenía 9 años, su madre la llevó a una audición para la reconocida Escuela de Ballet Imperial, pero fue rechazada por su apariencia “enfermiza”. Sin embargo, en 1891, a la de edad de 10 años, fue aceptada.

Apareció por primera vez en el escenario en la obra Un cuento de hadas, que había realizado Marius Petipa para los estudiantes de la escuela.

Los años de formación de Pávlova fueron difíciles. El ballet clásico no le resultaba fácil, sus compañeros se burlaban de ella con apodos como ‘’La escoba’’. Pero ella, sin inmutarse, se entrenó para mejorar su técnica. Ella dijo: «Nadie puede llegar solo por ser talentoso. Dios da talento, el trabajo transforma el talento en genio».

En 1909, recorrió Europa. Originalmente bailaría la obra El pájaro de fuego, pero se negó, ya que no podía ponerse de acuerdo con Igor Stravinsky.

Pávlova acabó dejando la compañía de Diaghilev, pero aceptó interpretar el papel principal en Giselle en la gira del Ballet Ruso en Londres.

Murió de pleuresía, el 23 de enero de 1931, veinte días antes de cumplir 50 años. Sus últimas palabras fueron: “Prepara mi vestuario de cisne”. Por lo que, vistieron su cuerpo con su vestido de encaje beige favorito y la colocaron en un ataúd con una ramita de color lila.

Al día siguiente estaba programada una función en donde bailaría La muerte del cisne, y de acuerdo con la antigua tradición del ballet: “el espectáculo debe continuar’’. Según lo programado, y con un solo proyector se iluminó el escenario vacío donde debería estar la bailarina.

B. C. 3º Secundaria A

Nannerl

El apellido Mozart es popularmente conocido por el músico Wolfgang Amadeus Mozart, sin embargo, también perteneció a la no menos talentosa hermana de Mozart, Nannerl.

 

 

 

 

 

Maria Anna Mozart, también conocida como Nannerl, era la mayor de los cuatro hijos      del   matrimonio Mozart. Nació el 30 de julio de 1751. A los siete años, su padre Leopoldo empezó a enseñarle a tocar varios instrumentos. Pronto destacó como genial intérprete en clave y piano. A sus clases se uniría pronto su hermano pequeño, compañero también de sus juegos en los que crearon un mundo de fantasía y se hicieron inseparables.

Cuando Leopoldo Mozart, su padre, decidió mostrar al mundo el prodigio de su hijo Wolfgang, también se llevó a Nannerl. Las cortes de París y Viena fueron testigos de la genialidad de los dos hermanos por igual, pero mientras Wolfgang estaba destinado a continuar exprimiendo su genialidad, a la joven casadera Marianne se le terminaba el tiempo.

En el siglo en que vivió la joven Nannerl no había lugar para mujeres excepcionales, o al menos así lo dictaba la tradición y la costumbre. Sólo un carácter valiente y rebelde hubieran conseguido poner a la hermana de Mozart a su misma altura en la historia de la música. Pero Nannerl se mostró siempre sumisa a los designios de su padre y dispuesta a aceptar el destino que le tocaba como mujer.

Nannerl no sólo tuvo que abandonar su espléndida carrera como intérprete, sino que también tuvo que renunciar a un verdadero amor, el capitán y tutor Franz D’Ippold, por el marido que su familia había escogido para ella. Su carácter obediente contrastaba con los constantes actos de desobediencia de su hermano a quien no gustaba en absoluto que Nannerl acatara todas las órdenes de su padre. A pesar de los esfuerzos de Wolfgang porque su hermana siguiera los dictados de su propia voluntad, Nannerl aceptó casarse con la elección de Leopoldo, un magistrado millonario llamado Johann Baptist Franz von Berchtoldzu Sonnenburg.

A. P. 3º Secundaria B